¿Qué están haciendo las empresas españolas en sostenibilidad según el Pacto Mundial?

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Nov 25, 2025Por Lorena Rivero

El último informe del Pacto Mundial de la ONU España muestra que en 2024 se alcanzaron 1.844 entidades adheridas, un 11% más que el año anterior (Informe Integrado Anual 2024). Este crecimiento refleja no solo un mayor interés, sino también una evolución en el modo en que las empresas se aproximan a la sostenibilidad: con más estructura, visión de largo plazo y una apuesta clara por integrar estos compromisos en el corazón de su estrategia.

En un contexto empresarial marcado por la exigencia creciente de regulaciones, expectativas sociales y nuevos estándares internacionales, las empresas españolas están intensificando su compromiso con la sostenibilidad. Esta afirmación se ve respaldada por los resultados del Informe Comunicando el Progreso 2024, que analiza la implementación de los Diez Principios del Pacto Mundial de la ONU en materia de derechos humanos, normas laborales, medioambiente y lucha contra la corrupción. A partir de más de 960 cuestionarios completados por empresas españolas y del análisis de las memorias de sostenibilidad del IBEX 35, el estudio ofrece una radiografía clara de los avances y retos del tejido empresarial nacional.

Derechos humanos: avances liderados por grandes empresas

Además, persiste una brecha entre grandes corporaciones y pymes. Mientras las primeras han desarrollado mecanismos más robustos de debida diligencia, políticas y formaciones, el reto sigue siendo extender estas buenas prácticas al resto del tejido empresarial, especialmente a lo largo de la cadena de suministro y en las relaciones comerciales indirectas. En este contexto, la futura regulación europea en materia de diligencia debida y las iniciativas de acompañamiento serán clave para convertir los compromisos en resultados medibles y comparables.

Además, persiste una brecha entre grandes corporaciones y pymes. Mientras las primeras han desarrollado mecanismos más robustos de debida diligencia, políticas y formaciones, el reto sigue siendo extender estas buenas prácticas al resto del tejido empresarial, especialmente a lo largo de la cadena de suministro y en las relaciones comerciales indirectas. En este contexto, la futura regulación europea en materia de diligencia debida y las iniciativas de acompañamiento serán clave para convertir los compromisos en resultados medibles y comparables.

Medioambiente: medición y resiliencia con foco en pymes

En materia ambiental, los datos del Informe de Progreso muestran avances, pero también una brecha clara por tamaño. En España, el 65% de las empresas que han contestado el cuestionario miden sus emisiones de alcance 1 y 2, porcentaje que asciende al 87% en grandes empresas y baja al 54% en pymes. Todavía un 35% del tejido empresarial no realiza este seguimiento básico, lo que limita su capacidad para fijar objetivos climáticos realistas. En el caso dl cálculo de emisiones de alcance 3, en la práctica, sigue siendo una asignatura pendiente para la mayoría de las empresas.

Desde la óptica de la adaptación al cambio climático, el 64% de las compañías españolas declara haber adoptado medidas para aumentar la resiliencia de su organización, con un 77% en grandes empresas frente a un 58% en pymes. Sin embargo, solo el 26% financia proyectos específicos de adaptación y resiliencia, de nuevo con diferencias importantes (40% de grandes empresas frente al 20% de pymes).

Si miramos a la consulta sobre Agenda 2030, vemos que muchas pymes y microempresas ya han empezado a actuar: el 46,8 % ha implantado medidas de eficiencia energética, el 40% utiliza energías renovables y el 39% mide su huella de carbono de alcance 1 y 2. No parten de cero, pero necesitan acompañamiento para consolidar estos primeros pasos, sistematizar la medición y conectar sus acciones ambientales con las exigencias regulatorias y de mercado.

Lucha contra la corrupción: de la formalidad a la eficacia

La lucha contra la corrupción es uno de los ámbitos donde más ha avanzado el tejido empresarial español, pero también donde mejor se aprecia la diferencia entre grandes compañías y pymes.

Según el Informe de Progreso, la mayoría de las empresas españolas cuenta ya con programas de cumplimiento en materia de anticorrupción, aunque con una brecha clara por tamaño: alrededor del 89 % de las grandes empresas disponen de estos programas frente a un 56% de las pymes.

La formación es otro indicador relevante. A nivel nacional, un 55% de las empresas forma en anticorrupción a toda su plantilla, pero todavía un 24% reconoce que no ofrece ningún tipo de formación en este ámbito. Esta ausencia de formación se concentra sobre todo en pymes (31%), mientras que en las grandes empresas se reduce al 8%. Cuando sí se forma, el enfoque es principalmente interno: solo un 12% extiende estas formaciones a proveedores directos, un 6% a contratistas y apenas un 2% a proveedores indirectos.

En cuanto a la supervisión de los programas de cumplimiento, el 81% de las empresas españolas declara realizar un seguimiento de su efectividad. Y aunque solo un 18 % de las empresas participa hoy en acciones colectivas contra la corrupción, el 26 % afirma tener previsto hacerlo en los próximos dos años, con un mayor dinamismo en las grandes empresas que en las pequeñas.

En conjunto, los datos sugieren un marco anticorrupción cada vez más estructurado, pero también evidencian la necesidad de reforzar capacidades en pymes y de extender la cultura de integridad más allá de la propia organización, especialmente a las cadenas de suministro.

Gobernanza: quién lidera la sostenibilidad dentro de la empresa

La gobernanza marca la diferencia entre acciones sueltas y una estrategia de sostenibilidad coherente. En España, el 75% de las empresas indica que su máximo órgano ejecutivo revisa de forma periódica los riesgos relacionados con el modelo de negocio y el 74% supervisa directamente los informes ambientales, sociales y de buen gobierno, lo que muestra que la sostenibilidad empieza a tratarse como asunto de alta dirección.

La consulta sobre Agenda 2030 confirma esta tendencia, pero también revela las brechas. El 76% de las empresas dispone ya de una persona o departamento que trabaja específicamente en sostenibilidad (frente al 57% en 2022), aunque un 24% sigue sin tener estas funciones asignadas de manera clara. En las grandes empresas es habitual contar con un departamento de sostenibilidad o RSC y, en muchos casos, con comités o comisiones que apoyan al consejo; en pymes y microempresas, en cambio, la sostenibilidad recae con frecuencia en la dirección general o en áreas como calidad.

En materia de riesgos, la mayoría de las empresas afirma evaluar los impactos laborales y medioambientales, pero el nivel de sistematización es menor cuando se trata de derechos humanos y lucha contra la corrupción, especialmente en pymes. Esto evidencia que el siguiente paso ya no es solo hablar de sostenibilidad en los órganos de gobierno, sino dotarlos de estructuras, procesos y criterios claros para tomar decisiones alineadas con los Diez Principios.

Una tendencia al alza: del conocimiento a la integración

Los datos del Pacto Mundial de la ONU España dibujan un mensaje claro: la mayoría de las empresas españolas ya conoce la Agenda 2030, ha identificado sus ODS prioritarios y percibe la sostenibilidad como una ventaja competitiva. Sin embargo, solo una parte ha dado el salto a lo realmente transformador: contar con una estrategia definida, integrarla en la gobernanza e incorporar los Diez Principios y los ODS a los procesos, las políticas, los indicadores y el reporting.

El compromiso de las empresas españolas con los Diez Principios del Pacto Mundial es real y creciente, pero también desigual. Existen buenas prácticas, sobre todo en grandes empresas, que deben inspirar al resto del ecosistema empresarial. Las cifras reflejan una voluntad de avanzar, pero también la necesidad de contar con estrategias bien estructuradas y asesoramiento experto, especialmente para pymes y empresas que todavía están en fases iniciales.

El desafío, por tanto, ya no es adherirse al Pacto Mundial: es integrar la sostenibilidad en el corazón del negocio y hacerlo de forma ordenada, medible y alineada con las nuevas exigencias regulatorias. Ese es precisamente el espacio donde el acompañamiento externo marca la diferencia.